LOS ESTANQUES + JOHNNY B.ZERO

Jueves 28 Noviembre 2024
20:30h (puertas) / 21:00h (concierto) 
Entrada anticipada 15€(+gg) (movingtickets.com); 18€ taquilla. (Venta en taquilla sujeta a disponibilidad)

 

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LOS ESTANQUES

Hay bandas que siguen su propio camino. Como esos barcos que van rompiendo el hielo en el Ártico, avanzando sin freno ymirando siempre hacia adelante. Los Estanques es una de ellas, quizá la que más. Ajeno a cualquier elemento que no seahabitar su propio universo, el cuarteto ha suscrito un compromiso irrenunciable con la creatividad, el tesón y el amor a lamúsica. Radicados en Madrid, Iñigo Bregel (voz, teclado y guitarra), Germán Herrero (guitarra), Daniel Pozo (bajo) y AndreaConti (batería) han ido demostrando paso a paso, disco a disco, concierto a concierto, que son un grupo de larguísimorecorrido que ha afianzado y multiplicado sus virtudes con cada lanzamiento.

Para encontrar el origen de Los Estanques hay que remontarse a 2017, cuando lanzaron de manera completamente autogestionadaContiene Percal, ópera prima que presentaba algunos de los puntos cardinales de su sonido: pasión por lapsicodelia y amor por el rock de los años 70, pero siempre desde una perspectiva radicalmente personal y contemporánea.La prensa especializada y el público no tardaron en fijarse sobre un combo que desde el principio rebosaba carisma. Sucontinuación,II(The John Colby Sect/ Inbophonic), publicado ese mismo año, asentaba definitivamente a la banda comoreferente de la escena rock en castellano. Una mirada atrás para analizar y quizá sobrellevar el presente.

Demostrando que jamás se han dormido en los laureles, apenas un par de años después entregaban otra de sus cumbrescreativas. En este caso, se trataba de un álbum homónimo que ampliaba la paleta estilística del cuarteto, tiñendo de pop,tintes progresivos, funk, soul y jazz sus canciones, quizá las mejores que habían editado hasta la fecha. Fue unaconsolidación definitiva, por si alguien todavía albergaba dudas de la enjundia y profundidad de un proyecto único einclasificable. La acogida fue unánime: disco del año. En 2020, haciendo gala de un ritmo de composición inaudito yenvidiable, llegóIV, otra vuelta de tuerca a ese sonido de pop progresivo y psicodélico marca de la casa. Trabajo que, porcierto, tuvo que re-grabarse desde cero tras haber sufrido el robo de la copia final. En cualquier caso, desventuras aparte, elpaso de los discos sólo hacía que elevar el repertorio y potencia de una banda que en directo es sencillamente apabullante.

Por si su contundencia creativa fuera insuficiente, en 2022 facturaron una de las grandes colaboraciones que se ha dado enla música española en los últimos lustros: en este caso, reclutaron a la vocalista Anni B Sweet para facturar al alimón elgrandiosoBurbuja Cómoda y Elefante Inesperado, que también tuvo una fabulosa vida sobre los escenarios.

En 2024, por primera vez de la mano de Sonido Muchacho, entregarán su esperadísimo nuevo álbum. Con el título de ‘Uve’(no podía ser de otra manera), supone un paso de gigante en una trayectoria ya consolidadísima. Cada canción habita supropio universo, como si fueran capítulos de una novela infinita que se da la vuelta sobre sí misma en canciones-río deestructuras abiertas y mil retruécanos. Retruécanos, sí. Pero no trampantojos, pues cada acorde del disco – y hay muchos -supura verdad e incontinencia creativa, en el mejor sentido del término. Grabado, producido y mezclado por Íñigo Bregel enBregel Estudios (Madrid) y Bregel Estudios (Lanestosa), supone la declaración definitiva de Los Estanques hasta la fecha,volando libre, trascendiendo géneros y etiquetas, conectándose a grupos de ahora – podríamos citar a King Gizzard & TheLizard Wizard, The Lemon Twigs o los que quieran -, ayer y siempre. Demostración empírica de que la música no entiende defronteras, ni de modas, ni de tendencias. Los Estanques sólo siguen unas reglas: las suyas.

 

 

 

JOHNNY B. ZERO

Johnny B. Zero es una banda inquieta liderada por un tipo inquieto, Juanma Pastor, que es casi la única constante en su ya muchos años de vida donde han pasado por cambios de estilo y formación. Lo que no cambia nunca es sus ansias de evolucionar, de no quedarse anclado en lo ya hecho y vivido. Con Violets (Rock From The Future, 2022) parecían iniciar un camino hacia una cierta ortodoxia que hasta entonces habían evitado. El aviso de que se pasaban al castellano podría hacer presagiar una domesticación, un intento de entrar en un sistema al que no le gustan tipos como ellos. Falsa alarma, siguen igual de salvajes aunque de otra manera.

Definir el estilo de Johnny B. Zero siempre ha sido complicado, pero aquí lo es todavía más. Haciendo honor a la amplia cultura musical de sus componentes, a sus esquivas referencias, casi no hay género que no rocen en este No me Gusta el Rock and Roll cuyo título resulta irónico pero también premonitorio. No sé si se puede hablar de rock and roll en sentido estricto en un disco que arranca que arranca con “Fotógrafo”, una canción en la que la percusión tiende hacia el jazz o la bossa nova mientras Juanma canta evocando la dicción arrastrada y entrecortada de Thom Yorke. La producción de Carlos Ortigosa (habitual colaborador del grupo en estas tareas) junto al propio Juanma Pastor deja claro ya, desde los primeros segundos, que no va a haber concesiones comerciales ni tampoco una sola mención a ese sonido “indie festivalero” que tanta gente busca cuando entra a grabar.

El hecho de optar por el castellano en ocasiones es un riesgo. Se supone que más gente entenderá las letras y por tanto sería deseable cuidarlas. Ningún problema tampoco con esto: las letras están bastante por encima de la media nacional, y de hecho las palabras son una herramienta más que le da una personalidad destacable al álbum. Cada canción (excepto la que da título al disco) se titula con solo una palabra, lo que conociendo a Juanma puede que no sea casualidad. Quizás se intenta transmitir una idea simple asociada a cada canción. Canciones que prácticamente siempre son en primera persona dirigiéndose a otra persona a la que se le pregunta, reprocha o suplica.

 Los saltos de un estilo a otro son constantes, pasando de un indie rock más o menos canónico en “Abstracto” al saborcillo funk de “Ordenador” y a la sofisticación de “Entierro”, que recuerda a los 70 más elegantes, entre CRAG y Steely Dan, o al barrullo garajero de “Narices”, que remite a la faceta más festiva de Doctor Explosion. Todo eso, que podría resultar en un caos ininteligible, transcurre con naturalidad y cohesión debido a esa particularidad del grupo que se basa en la rotura de clichés, en el giro inesperado, en bordear constantemente la melodía sin dejarse atrapar por ella. A partir de esas heroicas decisiones antisistema se construye la coherencia del disco.

Es posible que no veamos a Johnny B. Zero encabezando festivales como todas esas bandas que repiten una y otra vez la misma fórmula, pero a cambio nos ofrecen sorpresas y deleite sin fin a cada nuevo álbum.

 

 

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